Kino, los padres del Post Punk Ruso
A veces la buena música puede venir de lugares insospechados. Vas caminando por ahí y de la nada se materializa frente a ti el disco de un grupo que se quedará marcado en tu memoria musical. Es lo que me pasó a mí con Kino en una de esas visitas a los impersonales súper mercados.
A principios de los años 90, mientras la familia hacía las compras de la semana, uno, como buen rockerito en ciernes, podía ir al departamento de música y ver que había de nuevo. Nada muy under; se encontraban desde casetes de Iron Maiden, The Cure, o Mötley Crüe, hasta otras bandas más modestas o exóticas. Hablo de casetes porque los CD’s aún eran muy caros, más para un imberbe.
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Los que vivieron esas épocas recordaran que era común que pusieran material en oferta en contenedores, cajas de plástico atascadas de cassettes de bandas que, para la mayoría del público, eran perfectamente desconocidas pues no gozaban de la maquinaria publicitaria que otros grupos si tenían.
Era “la cultura de los discos de descuento/rebajas” de los títulos a destajo que pasaron desapercibidos, de las “bandas de segunda y tercera división” cuyo material ya comenzaban a estorbar y a empolvarse en la tienda. Comprar así era una apuesta, pues al no tener mucha información de esos grupos, era una compra a ciegas.
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Ahí, entre casetes de raperos desconocidos y bandas clones de REM (la sensación “alternativa” del momento), encontré el casete de esta banda rusa llamada Kino (Кино), su obra cumbre Gruppa Krovi (grupo sanguíneo en español), que gracias a la disquera Capitol Records se editó en “America”. Lo interesante de comprar así, es que era barato, pero no sabías exactamente a que sonaba lo que te estabas llevando, solo te podías guiar por las portadas, el nombre de la banda, o los títulos de las canciones.
Cuando llegué a casa a probar el casete de Kino quedé gratamente sorprendido: un post punk parco, sin adornos, frio, oscuro, pero de una profundidad y elegancia poco comunes. Mis únicas referencias en esos momentos ante ese extraño grupo, eran The Talking Heads, The Cure, o The Mission U.K. Pero había algo especial en el sonido ruso, esa melancolía (de por si inherente el post punk) de alguna forma expresaba el carácter y la situación de la URSS a finales de los años 80. El disco de Kino se editó en Europa en 1988, justo cuando esas Repúblicas se estaban separando.
El hecho de que en años recientes exista una revival del estilo con bandas como Motorama o Human Tetris, es algo hasta justo para un sonido creativo, expresivo y singular. Como fan de Kino, la existencia de estas recientes bandas rusas no deja de ser, por lo menos, interesante y hasta refrescante en un panorama donde la música rock (después del indie) se volvió algo insulsa.
¿Pero qué es eso del post punk ruso, que ahora parece estar tan en boga? El post punk es un estilo aparentemente simple, que nos remonta a los sonidos avant garde y minimalistas de unos Joy Division, Bauhaus, Siouxie and the Banshees, etc. Se llevó la crudeza del punk a terrenos más experimentales, y de fusión con géneros como el jazz, la electrónica, el funk, y la música bailable de los años 70.
Al llegar los discos de este estilo -de contrabando y en grabaciones piratas- a la entonces URSS de finales de los años 70, tomó características de la cultura rusa: ese carácter solitario y reflexivo, que pegó muy bien con la atmósfera de la música. Al escucharlo nos remontan a ese ambiente de clubs pequeños y mal alumbrados, en los márgenes de alguna gris ciudad comunista, donde la juventud reprimida-y deprimida- expresaba su individualidad en su ropa y en su música-ambas oscuras-, en plena década ochentera y su Guerra Fría.
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Una música provocadora, política, sensual en sus beats, y a la vez solemne. Los hijos de la Madre Rusia cuestionaban y se rebelaban. La esencia del rock está en ese tipo de actitudes y de fenómenos sociales. Justo ahora, un puñado de bandas rusas le están dando una lección al mundo en cuanto a música con entrañas y rica en matices se refiere. Y afianzados en el rock guitarrero, y en la vibra retro 80s, justo cuando muchas bandas indies ya no sabían cómo “reinventar la rueda”.
Ahora es el momento de brillar para lúgubres y honestas bandas rusas enclavadas en el sonido de los 80s, como la clásica agrupación Agatha Cristie, o bandas más modernas como Buerak, Molchat Doma o Ploho. Todas recomendables. Pero este sonido no viene de la nada. Tuvo un origen y unos padres: Kino. En 1981, en la fría y desolada ciudad rusa de Leningrado, ahora San Petersburgo, se formó una de las más populares e influyentes bandas de Rusia.
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Kino surgió de la fusión de miembros de dos grupos ya existentes y que tímidamente tocaban en fiestas clandestinas en Leningrado. Comenzaron a juntarse con una de las bandas fundadoras del rock ruso Aquarium, quienes incluso llegaron a colaborar en las primeras grabaciones de la banda. Los veteranos artistas multidisciplinarios de Aquarium vieron talento en los jóvenes, principalmente en el compositor, guitarrista y líder, Viktor Tsoi, un carismático “poeta maldito” que supo ser la voz de una generación que no sabía cómo expresarse, en medio de una URSS opresiva y en una época convulsa.
Leningrado era una ciudad cultural y estudiantil, lo cual ayudó al desarrollo de la banda, tal vez en otra ciudad rusa no hubiesen podido expresarse y crecer como lo hicieron. En su primer disco, llamado “45”, al no tener un baterista disponible grabaron con una batería electrónica, lo que le imprimía a sus composiciones simples y poéticas un contrapunto mecánico. Su segundo disco, Nachalnik Kamchatki, (1984) presentó su sonido patentado: minimalista, experimental, con influencias del new wave de ese entonces.
Poco a poco alcanzaron cierto reconocimiento, ya que por esa época se llevaban a cabo festivales musicales y Kino se presentaba exitosamente en ellos, causando buena impresión. La gente los recomendaba a sus amigos y grababan e intercambiaban casetes de la banda. Pasaron de ser un grupo totalmente clandestino y underground pues su gobierno no veía con buenos ojos el rock contestatario o politizado, a un referente del rock ruso, tanto que cuando sacaron en 1986 su disco Noch fueron tachados de vendidos por la prensa under de su país que antes los alababa.
La gente agotaba sus discos en las tiendas rusas. Algo había en Kino que los movía y los llevaba a identificarse con la banda. En ese mismo año participaron en la película The Needle, un thriller soviético, ahora de culto. Aquí la banda no solo contribuye con el soundtrack, sino que el vocalista Viktor Tsoi es el protagonista.
La película se estrena hasta 1988, el mismo año en que sale es sexto disco de la banda, el mencionado Gruppa Krovi. La película fue de las más vistas en el cine ruso, y el disco uno de los más vendidos. Kino estaba en la cima de su popularidad; tanto que fue reconocida a nivel mundial y, como decíamos al principio, este disco se editó en Europa y en EE.UU. y causo cierta curiosidad, incluso bandas como Metallica o U2 los mencionaban.
Todo el disco giraba en torno al concepto anti bélico, lo cual causo honda impresión en la juventud rusa. Los cambios para la Unión Soviética estaban esperando a la vuelta de la esquina y bandas como Kino resultaron en un necesario catalizador de este caleidoscopio político y social.
Justo cuando la banda se transformaba en un estandarte de dichos aires de cambio, junto a la Perestroika, y el “tusovka”-movimiento artístico traducido como “escena joven”-, Viktor Tsoi, el líder y compositor de Kino, fallece en un trágico accidente de auto, el 15 de Agosto de 1990, al chocar en la carretera contra un autobús. La autopsia demostró que no había consumido alcohol y el accidente se debió a que se quedó dormido al volante debido a la fatiga.
Su ritmo de trabajo en esa época era impresionante. En ese momento estaba trabajando en varias canciones, mismas que terminarían apareciendo en su álbum póstumo. Nacería una leyenda del rock ruso, por derecho propio. Kino se reunió con sus miembros sobrevivientes en este 2020, pero debido a la pandemia no pudieron hacer presentaciones en vivo adecuadamente. Tal vez lleguen a grabar algo nuevo para demostrar porque son los padres del post punk ruso.