Comunicación, arte y portadas de rock
Conoce a los grandes artistas que han colaborado en algunas portadas de legendarios discos de rock
Para que el proceso comunicativo se concrete debe de existir al menos un emisor que codifique un mensaje y un receptor que lo decodifique, por lo que algunos estudiosos de la comunicación no consideran a la música en su expresión más básica (la combinación de melodía, ritmo y armonía) como una forma de comunicarse pues carece de un mensaje como tal, es decir el ser humano es sensible al sonido pero debido a la ausencia de significado, en cuanto a niveles de comunicación o transmisión de la información se refiere, no existe un proceso comunicativo.
Aunque la música, en constante evolución, ha superado esas barreras al fusionarse con el lenguaje, no verbal por ejemplo con la danza y verbal al añadirle letra a las canciones, a través de esos soportes convierte al sentimiento puro en información que puede ser decodificada.
En ese sentido, el lenguaje visual (el que utiliza imágenes y signos gráficos) ha fortalecido a la música pues la imagen vino a ser un complemento ideal al momento de articular un mensaje musical, al menos desde el punto de vista comercial, de ahí que las portadas de los discos sean tan importantes pues buscan transmitir la esencia sonora del álbum antes de ser escuchado, así cuando vemos una portada que nos significa algo seguramente acabaremos escuchando el disco aunque no sepamos qué tipo de música es y al hacerlo, según nuestro contexto, podemos decodificar el mensaje completo, lo cual podría significar que nos guste lo que escuchamos o no.
Esta unión entre músicos y artistas gráficos nos ha legado algunos de los productos comunicativos más emblemáticos del siglo pasado (y de lo que va de este), basta con recordar la cubierta del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles que fue realizada por el artista inglés Peter Blake, en colaboración con Jann Haworth, y que no es más que la reinterpretaron de un dibujo de Paul McCartney, de hecho este trabajo ha trascendido lo musical a través de los supuestos mensajes conspirativos que pueden verse en la tapa y este fenómeno, a su vez, ha llevado a que un nutrido grupo de personas se interesen por la banda o al menos la identifiquen aunque no estén familiarizados con su obra musical.
Otro ejemplo claro de esta sinergia la encontramos en los trabajos que Andy Warhol realizó para los homónimos de The Velvet Underground & Nico y The Smiths, además del Sticky Fingers de The Rolling Stones, el Menlove Ave de John Lennon, el Aretha de Aretha Franklin, el Thepainter de Paul Ankae incluso en el diseño de la portada del Made in Spain de Miguel Bosé.
El mismo Warhol también se encargó de hacer retrato pop de Debbie Harry (que es muy similar al de Marylin Monroe) además de ilustrar su disco Rockbird pero esa no fue la última ocasión en que la vocalista de Blondie se asociara con un artista gráfico famoso, en 1981 el mítico H.R. Giger diseñó la tapa de su álbum Koo Koo; Giger tuvo una relación muy cercana con la música y fue la mente maestra detrás del To Mega Therion de Celtic Frost, el Heartwork de Carcass, el How the Gods Kill de Danzig, el Brain Salad Surgery de Emerson Lake & Palmer y el Frankenchrist de The Dead Kennedys, entre otros.
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Mención aparte merece el Lonesome Echo de Jackie Gleason pues fue diseñada, ni más ni menos, que por Salvador Dalí en 1955, en este caso específico se puede notar claramente como la reputación del pintor apuntaló el concepto del álbum de Gleason.
Menos conocido es el trabajo que realizó el surrealista Mati Klarwein para los emblemáticos Bitches Brew del jazzista Miles Davis y del Abraxas de Carlos Santana, pero no por ello carecen de calidad, al contrario son un referente del arte psicodélico, sónico y visual, que actualmente conocemos y que se ha evolucionado hasta definir géneros como el hard rock o el doom metal.
Igualmente significativo es el “crossover” entre la Big Brother and the Holding Company y el ícono del cómic americano Robert Crumb ya que tanto el trabajo la banda como el del artista tenía que ver con la búsqueda de un lugar en medio de la decadencia americana de los sesentas, nada habla tan bien de ello como el hecho de que la única remuneración que Crump pidió fue apretarle un seno a Janis Joplin.
Hay bandas que han sido definidas como “art rock” no sólo por lo innovador de su música o por el mensaje que buscan trasmitir sino porque literalmente se interesan en difundir el arte más allá de las ventas, en esa corriente podemos colocar a Sonic Youth quienes desde sus portadas dejaban claro que lo suyo era la reinvención de lo establecido como en el caso del Goo que es la interpretación en una foto paparazzi de Maureen Hindley y David Smith quienes fueron los únicos testigos de una serie de asesinatos que sacudieron a Inglaterra en los 60’s y que fue realizada por Raymond Pettibon (quien también diseño el logo de Black Flag) o del Daydream Nation que es una pintura realista de una vela ardiendo realizada por el célebre pintor alemán Gerhard Richter.
En el ámbito fotográfico se pueden mencionar la polaroid de Robert Mapplethorpe que más tarde se convertiría en la portada del Horses de Patti Smith, la emblemática toma de Annie Leibovitz para el Born in the USA de Bruce Springsteen en la que se encuentra contenido, de una manera muy simple, el espíritu estadounidense; cabe destacar que detrás de una buena foto de estudio hay un gran trabajo de producción y esto lo entendía muy bien el gurú de la moda Alexander McQueen quien fue el encargado de diseñar la cubierta del Homogenic de Björk, que se destaca por reflejar la fusión entre lo orgánico y lo tecnológico.
Más recientemente podemos mencionar las portadas del Dangerous de Michael Jackson, el Shapeshifter de Marcy Playground, el One Hot Minute de los Red Hot Chili Peppers o el Clear Hearts, Grey Flowers de Jack Off Jill (entre otras) que fueron diseñadas por el precursor del “lowbrow”, Mark Ryden.
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También recientes, pero no por ello menos significativas, son las portadas de Think Tank de Blur que fue diseñada por el famoso artista callejero Banksy, quien saltó a la fama gracias a su estilo efímero desarrollado a base de plantillas que de critican de una forma sarcástica la cultura y moral contemporánea, en el lado opuesto se encuentra la obra de Jeff Koons, quien fundamenta su arte en lo kitsch y es la mente detrás de la cubierta del ARTPOP de Lady Gaga, álbum que busca ser una génesis estética mediante la revaloración de lo cotidiano.
Aunque en el tintero se han quedado cientos de portadas icónicas, (Motorhead, Darkthrone, Molly Hatchet, Thin Lizzy, Tool y un largo etcétera), este breve viaje por el idilio auditivo-visual puede ejemplificar a la perfección como la música ha evolucionado de ser un conjunto de sonidos estructurados hasta llegar a establecerse como un medio para la trasmisión de mensajes que nos aglutinan en diversas sub-culturas, jugando así un papel fundamental en la estructura social, lo cual es de suma importancia y visto desde esta perspectiva, la portada de un disco puede definirnos en muchos aspectos.
Texto: Luis Fernando Reyes Ramírez
Portada: www.genius.com